lunes, 26 de julio de 2010

DIEZ AÑOS DE POLVOS


Cuando se acercó y me besó, no tuve fuerzas ni para gritar. Sencillamente me dejé abrazar. Sencillamenté pensé que había llegado la hora de mi muerte.

Hacia más de diez años que no le había vuelto a ver, y recordando la forma en que nos vimos, recordé de pronto que él nunca me había visto a mí. Mi nerviosismo no me dejaba pensar con claridad, igual me estaba confundiendo de persona, pero lo más curioso es que ahí estaba, delante de mí, bailando, abrazándome. Todo era demasiado asombroso y nuevamente pensé que había llegado el momento de mi muerte y que el había venido a buscarme.

Hacia un mes, ordenando papeles, apareció el pequeño recorte de periodico con su fotografía. Era la unica fotografia que tenía de él. Tan increiblemente guapo como el primer día que nos conocimos.

Hacía aproximadamente diez años que ingresé en un curso de retoque digital para fotografía y que me había sido concedido, así que durante una semana asistí a unas clases en las que no aprendí absolutamente nada porque desde el momento que le ví, no podía hacer otra cosa que dejar de mirar su cara.

Me pasé aquella semana estudiando sus gestos, su sonrisa, sus ojos, la forma en que hablaba, me aprendí todos aquellos movimientos porque sabía que solo tenía una semana para retener todo aquello en mi cabeza.

El curso terminó, y decidimos toda la clase tomar una cerveza en una terraza para despedirnos, pero le debi parecer tan de otro mundo que ni en la cerveza me dirigó la palabra.

Unos meses después, salí con unos amigos a tomar unas copas, y terminamos en un AFTER donde de pronto volví a verle rodeado en la barra de un montón de amigos y, como yo llevaba unas cuántascopas me acerqué a saludarle. Efectivamente solo saludé, porque ni me miró. Solo se sintió incomodo.

Durante meses se convirtió en una obsersión frustrada y como todos los sueños inalcanzables un día quedó en el olvido, aunque en el fondo nunca le olvidé. Dos años despues, encontré aquella fotografía en un periódico, y siempre la guardé.

Y ahí estabamos, en medio de una pista de baile, como si yo volviera a tener 20 años, cantando unas canciones que curiosamente conocía absolutamente todas. Por supuesto que era consciente de que la gente me estaba mirando, pero tambien sabía de sobra que me miraban con cierta envidia porque estaba metiendo mano en una pista de baile al tio más guapo del mundo. Y aquello que tocaba era real.

En un susurro me dijo algo así como.-Quiero hacerte el amor.

_¿Aquí?.-Pregunté a modo de broma, aunque en el fondo no me hubiera importando hacerlo en mitad de auquella pista delante de todo el mundo.

Entonces, me lancé a decir la frase prohibida, aquella que cuando la sueltas temes que te tomen por una persona tarada.- Si hacemos el amor, me enamoraria de ti y no podría soportarlo.

Nuevamente me abrazó y en un nuevo susurro me dijo .-Si te enamoras de mí, te cuidare siempre.

Me dio las manos y me sacó de la pista, avanzando hacia la salida, trate de buscar una cara amiga, alguien que me ayudara a escapar de todo aquello que mas deseaba que sucediera, pero nadie interrumpia nuestro paso. Me dejó en las escaleras de la salida y me dijo que iba un segundo al baño. Joder, hasta lo del baño me parecio curioso, y de pronto, subí las escaleras corriendo, Sali corriendo a la calle y corriendo baje las cuatro plantas del solitario parking. Antes de arrancar mire por el espejo retrovisor, estaba seguro que en unos segundos se iba a levantar del asiento y me iba a hacer el amor. Pero no sucedió.

Arranqué el coche y atravesé la gran vía, hasta plaza de España, por algun motivo deseaba esconderme en el tunel de la m-30, y hacia allí conduje.

Cuando llegué al tunel lloré, lloré y entendí porque queria llegar al tunel, porque era el unico sitio donde no podia dar la vuelta y si lo hacía ya sería muy tarde para llegar al bar nuevamente.

Lloré de rabía, llore por no haberme dejado hacer, y llore tanto que no fui consicente de que llegaba a mi casa llorando.

Me acerque con cuidado a la estanteria y abrí el libro donde todavía guardaba el recorte del periodico que había visto hacia un mes.

Acababa de estar con el y estaba igual que en la fotografía, era curioso porque la fotografia tenia unos ocho años. Había muerto en un accidente de trafico.

Me fui a la cama, con una sola idea, quizas había venido a buscarme porque había llegado mi hora, quizas ya no vuelva a verle nunca, pero tenía que escribirlo, porque aunque nadie lo crea, siempre es bueno sacar todo lo extraño de la cabeza.
Me hubiera gustado mucho que me hiciera el amor. Me debía diez años de polvos.

1 comentario:

Bárbara dijo...

WOW!!!!hay gente que vuelve a aparecer después de muchos años, que te hace el amor mejor que hace quince años, que fantasea contigo y tú con él, que te mira y te derrite...eso me ha pasado a mí, pero mi vida no hubiera cambiado nada si nunca hubiera ocurrido. Al fin y al cabo es una experiencia más, de las miles que nos quedan por vivir, o de los miles y preciosos polvos que nos quedan por echar. UN MIllÓN DE BESOS